lunes, 9 de junio de 2014

LA HISPANIA ROMANA

4.     El legado romano en Hispania.

Emérita Augusta y el teatro.
Junto a los Juegos Olímpicos, el teatro es casi la única afición pública de la Antigüedad que nos ha llegado casi del mismo modo hasta nuestros días. Roma, desde que conquistó Grecia y asimiló como suyo el extraordinario legado cultural de ésta, comenzó a valorar el teatro como una de liberarse temporalmente del penoso día a día, de distraerse con las rocambolescas historias que les contaban los actores, una de las profesiones más denigrantes de la época.
En los primeros años de Roma, las representaciones teatrales eran eventuales, enmarcadas dentro de alguna festividad u homenaje sin tener edificios propios, teatros. Pero cuando la popularidad del teatro creció, se construyeron impresionantes recintos para albergar las representaciones, siguiendo el modelo de los teatros griegos. Se llegaron a construir imponentes edificios fuera de Italia, en las provincias, destacando el construido en la ciudad de Emérita Augusta, Mérida, que hoy en día aun conservamos. Se trata de un espacio semicircular en la loma de una colina, que acogía a más de 6.000 espectadores y que hoy en día sigue acogiendo público en el famoso Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.

Aún hoy, hablamos latín.
Es sabido que el latín es la madre de las lenguas de muchos países europeos como España, Francia, Italia o Rumanía. Pero una cosa es que la parte más grande de nuestro vocabulario actual, el que usamos día a día, sea una adaptación del latín con modificaciones y otra cosa muy diferente, es que algunas palabras castellanas sean absolutamente idénticas al latín original. Son palabras o expresiones que tenemos tan interiorizadas que si no piensas en ello, seguramente no te des cuenta.
Cuando hablamos del corpus de leyes de la tan nombrada últimamente, Constitución española, hablamos latín, porque en esta lengua corpus, significa “cuerpo”.  Y también hablamos latín cuando nos referimos a un plus de lo que sea, de sueldo, de deberes, de esfuerzo, porque el plus latino quiere decir  algo “más”. Pero incluso expresiones como alea iacta est, “la suerte está echada”, aquella célebre frase que Julio César dijo al cruzar el Rubicón, o el  a grosso modo, algo así como de “manera general”, son expresiones en un latín tan perfecto que nos entendería el mismísimo Augusto.


LA HISPANIA ROMANA

3.     Los romanos en Asturias.
Nuestros antepasados los cilúrnigos.
Los cilúrnigos fueron los primeros habitantes de Gigia, nuestra ciudad. Este gentilicio significa en lengua celta “caldereros”, ya que esta población se dedicaba principalmente a la fundición de metales como el bronce. Pero lo realmente interesante, es que entre Inglaterra y Escocia existe el yacimiento conocido como Cilurnum (Ciudad de los cilúrnigos), que data de la época en que los romanos obligaron a estos cilúrnigos a servir en el ejército romano y defender la muralla de Adriano, uno de los límites del Imperio. Así que es posible que algunos antepasados de buena parte de los gijoneses actuales se encuentren en tierras británicas.
El ara a Augusto del Cerro Santa Catalina.
El Culto Imperial, o la veneración a los emperadores como divus, dioses, tras su muerte es una de las características de la religión romana. Podemos pensar que se trata de una actividad religiosa que sólo caló en Italia, allí donde el emperador tenía su residencia. Sin embargo, la mayoría de los territorios y de las poblaciones que acabó abarcando el gran Imperio romano, veneraban como los que más al emperador. Y de este hecho tenemos constancia en nuestro Gijón.

Fue el gran Jovellanos a finales del siglo XVIII, el que sacó a la luz los cimientos de dos edificios antiquísimos en el Cerro de Santa Catalina. Uno de ellos, parece que fue el lugar donde se colocó en época romana, en el año 9 a.C.,  un ara, una piedra, con una inscripción que veneraba al emperador Augusto. Este ara había sido encontrada en el año 1585 en el altar de la capilla de San Juan en la Campa Torres y fue pasando de mano en mano, hasta caer en el año 1960 bajo propiedad de Joaquín Manzanares, un ciudadano de Luanco que tras tenerla muchos años en su casa, la donó al Museo Arqueológico de Oviedo, donde se encuentra hoy en día.

LA HISPANIA ROMANA

2.     La Hispania romana.

Las futuras carreteras de España.
Hoy en día la comunicación en nuestro país es relativamente rápida y contamos con multitud de carreteras que unen todos los pueblos y ciudades de España. Pero muchas de ellas no son carreteras nuevas.
Cuando los romanos se asentaron en Hispania vieron la necesidad de crear toda una red viaria para poder unir y así controlar todas las ciudades que construyeron en España, desde el Norte hasta el Sur. Estas carreteras se llamaban calzadas y no sólo comunicaban el territorio de Hispania, sino que las calzadas formaban parte de una extensa red que unía todo el Imperio. Entre las calzadas más importantes destacaba la Vía Augusta que partía de Gades (Cádiz) y recorría todo el Levante peninsular atravesando los Pirineos hasta llegar a Roma. También destacaba la Ruta de Plata, carretera que actualmente une Gijón y Sevilla, pero que en aquella época unía Emérita Augusta (Mérida) con Asturica Augusta (Astorga).

El dentífrico de Hispania.
Aunque el cepillo de dientes, tal y como hoy lo conocemos, lo inventó  en una cárcel de Inglaterra, el hecho de limpiarse los dientes debe ser tan antiguo como el comer. Se conoce que los egipcios  ya hacían una pasta dental resultado de mezclar toda una serie de alimentos y que los romanos también se levaban los dientes con un producto para combatir el mal aliento. Pero se cuenta que los romanos también cuidaron la parte más estética de la boca y hay algunos escritores que dicen que los romanos añadieron algo de orina a su pasta dental para blanquear lo dientes. Y aquí es donde entra en juego Hispania. No sabemos si sería por nuestra alimentación privilegiada, pero el caso es que las clases pudientes de Roma exigían que la orina de su dentífrico fuese de Hispania, tal y como vemos en el poema de  Catulo:

“En el país de Celtiberia,

lo que cada hombre mea, lo acostumbra utilizar para cepillar
sus dientes y sus rojas encías cada mañana,
de modo que el hecho de que tus dientes están tan pulidos
solo muestra que estás más lleno de pis”.

LA HISPANIA ROMANA

1.     La conquista del territorio.



La resistencia arévaca de Numancia.
Desde el año 153 a.C. los romanos intentaron, en su proceso de conquista, tomar Numancia, pero los arévacos los rechazaban una y otra vez.  Así, los romanos volvían a su madre patria ridiculizados por unos “salvajes” que luchaban con uñas y dientes. Pero el que se llevó la peor parte sin dudas, fue cónsul Hostilio Mancino.
En el 137 a.C. ordenó, como todos los generales hasta entonces asediar la ciudad pero, ante la imposibilidad de tomarla y a las noticias de que llegaban tropas de otros pueblos celtíberos a la ayuda, Hostilio Mancino tuvo que retirarse. Los numantinos, crecidos, salieron tras los romanos y los derrotaron. Hartos de tanta lucha y de tanta sangre ofrecieron a Hostilio Mancino un tratado de paz que el cónsul, lógicamente, aceptó, principalmente por el deseo de salvar su vida. Pero el tratado para tener validez tenía que ser ratificado por el Senado romano y para allí se fue el bueno de Hostilio Mancino. El Senado, como era previsto, se indignó con semejante tratado de paz y obligó al cónsul, a modo de castigo, a presentarse desnudo ante las puertas de Numancia y permanecer de esa guisa durante un día. Dicen las fuentes que en pelotas estuvo durante varias horas a la vista de todos los numantinos, que acabaron por compadecerse de él…
Astures y cántabros, pueblos guerreros.

En el año 27 a.C., Augusto se trasladó a Hispania para dirigir personalmente las operaciones militares contras los pueblos del Norte de la Península. Tras superar grandes dificultades, como letales epidemias de enfermedades, regresó a su tranquila Roma pensando que el territorio del noroeste peninsular estaba ya pacificado en favor de los intereses romanos. Sin embargo, los astures y cántabros eran pueblos muy guerreros que no se dejaron dominar así como así por los recién llegados de Italia. Así que Augusto, que le debía apetecer más bien poco volver a Hispania, envió a su yerno el general Agripa, para ver si él conseguía doblegar a los pueblos cántabros y astures, utilizando esta vez brutales métodos para anexionar el territorio al Imperio. Uno se conseguiría hasta el año 19 a.C.

LA HERENCIA DE LA CULTURA CLÁSICA

4.     El arte romano.
Un templo para todos los Dioses.
Los romanos fueron grandes arquitectos que supieron como nadie adoptar la tradición griega y etrusca y emplearla con sus propias invenciones arquitectónicas. Los romanos fueron por ejemplo, los inventores de la cúpula y la utilizaron para cubrir una de los templos más impresionantes del mundo antiguo: el Panteón.
El Panteón de Roma era un templo que no estaba dedicado a un solo dios, sino a todos, ya que panteón es una palabra de origen griego que significa eso: “templo a todos los dioses”. Fue un edifico construido en época del emperador Adriano en el año 128 y servía principalmente para albergar a todos aquellos romanos que quisiesen venerar a todos los dioses olímpicos. Sin embargo, lo que no todo el mundo sabe es que antes de este nuevo Panteón, existía otro más antiguo del año 27 a.C. Fue el cónsul Agripa quien ordenaría construir un templo a todos los dioses, pero como sucede muchas veces en la Historia, este templo se destruyó, no se sabe muy bien por qué.
Del antiguo templo de Agripa aún se conserva una inscripción que Adriano ordenó colocar en el friso de la fachada principal del actual Panteón.



La estatua ecuestre de Marco Aurelio.
El arte romano, como sucedía con la religión, está muy influenciado por el arte griego. Sin embargo, una de las innovaciones que crearon los romanos fue el estudio de las facciones del rostro humano, del retrato. Los retratos romanos eran bastante realistas, mostraban cómo era realmente una persona, en contraposición al idealismo griego donde todos eran guapos y perfectos.
 La escultura de retrato romana alcanzó su máximo apogeo durante la época del Imperio, con las estatuas ecuestres. Todos los grandes emperadores querían tener su retrato sobre un caballo, mostrando lo valiente y victoriosos que eran en los campos de batalla. Pero cuando la Edad Antigua se acabó y la Edad Media y el cristianismo llegaron, se puso muy de moda acabar con todos aquellos símbolos de la religión pagana. Entre ellos claro está, las estatuas ecuestres de los emperadores romanos. Pero la estatua de Marco Aurelio fue una de las pocas estatuas romanas que permaneció intacta y a la vista de todos los romanos. ¿Por qué? Pues nuevamente por un error de interpretación.
Se creyó que se trataba de la estatua ecuestre del emperador Constantino muy respetuoso con la fe cristiana tanto que, acabó convirtiéndose al cristianismo en su lecho de muerte.  Así que la estatua de Marco Aurelio, se colocó en el Palacio de Letrán en Roma y, en 1538 fue trasladada a la Plaza Capitolina, en la Colina Capitolina, durante el rediseño de la colina realizado por el gran artista Miguel Ángel.


LA HERENCIA DE LA CULTURA CLÁSICA

3.     El arte griego.

Para quedarse sin Partenón.
La Acrópolis, literalmente “ciudad alta”, de Atenas es uno de los complejos arquitectónicos más famosos del mundo. Sus edificios emblemáticos fueron ordenados edificar por Pericles en el siglo V a.C y en este espacio, tenían lugar buena parte de los ritos religiosos, sacrificios y fiestas que tenían lugar en Atenas.
El edifico principal de la Acrópolis es sin duda el Partenón, un magnifico templo de forma rectangular, policromado en su época, con columnas adosadas en sus paredes y en cuyo interior se encontraba la diosa a la que estaba dedicado el templo: Atenea Partenos. Sin embargo, lo que poca gente sabe es que el Partenón llegó en pie a nuestros días casi por un milagro de la propia Atenea. El Partenón fue una iglesia durante el periodo bizantino, en el siglo XVI cuando los turcos toman Grecia, el Partenón fue utilizado como mezquita y en el 1687 en las luchas entre venecianos y turcos, el Partenón fue polvorín de material de guerra hasta que en un golpe de mortero, hizo que sufriera graves destrozos como el derrumbamiento del techo.



El sacerdote de Apolo.

El Laooconte es un grupo escultórico helenístico de la Escuela de Rodas, realizado en el año 50 d.C. Es una de las escenas más impactantes del arte griego, mostrando un sufrimiento y una impotencia que no había sido captando nunca en la Historia del Arte. Pero, ¿quiénes son ese padre y esos dos jóvenes que luchan contra unas serpientes?

Pues bien, Laooconte era el sacerdote del dios Apolo en la ciudad de Troya, la que del caballo, y tenía dos hijos. Según nos cuenta Virgilio en la Eneida, fue el propio Laocoonte el que alertó a los troyanos de que el caballo de madera que les regalaban los griegos, podría ser una trampa y, que dentro del caballo podía haber tropas griegas. Pero los troyanos, como sucede en todas estas cosas, no le hicieron caso. Así que el sacerdote en solitario, decide lanzar palos en llamas contra el caballo de madera pero, en ese momento dos grandes serpientes emergen de las aguas y devoran junto a sus hijos. Un castigo impuesto por los dioses griegos que veían frutados, por culpa del sacerdote, sus planes de destruir Troya.

LA HERENCIA DE LA CULTURA CLÁSICA

2.     La religión romana.

Numa Pompilio.
Numa Pompilio es el segundo de los monarcas legendarios de Roma, que pasó a historia como el monarca que organizó la religión romana. Antes del supuesto reinado del Numa, los romanos no tenían organizados los asuntos religiosos,  no conocían la fecha de cuándo era una determinada festividad, de quién debía honrar a un determinado Dios y quiénes eran los encargados de hacerlo. Así que Numa organizó todas estas cosas: el panteón, el sacerdocio  y el calendario religioso. A partir de entonces todos los romanos sabían cómo mantener contentos a los dioses.
La Pax Deorum.
La “paz de los dioses”, Pax Deorum en latín, es sin duda la idea que da sentido a toda la religión de estado de Roma. Para los romanos era necesaria una armonía entre los hombres y los dioses, sin la cual la misma Roma podía derrumbarse. ¿Pero cuándo se firma esa paz? Pues sí, en los orígenes de la ciudad fundada por Rómulo. El fundador y el primer rey de Roma, firmó con Zeus y compañía un acuerdo por el cual los dioses eran favorables a Roma, principalmente otorgándole favoreces en las guerras y, por su parte, los romanos  debían venerar casi a diario a los dioses, dándoles ofrendas y dedicándoles festividades. Por tanto a lo largo de su historia, cuando Roma sufría alguna calamidad, rápidamente era entendida como una ruptura de esa pax deorum y había que buscar la manera de volver a contentar a los seres superiores.


El primer día de la madre.
Hoy en día, el día de la madre es el primer domingo de  Mayo pero en la Antigua Roma, una fiesta muy similar era celebrada el 1 de marzo. Era la fiesta de la Matronalia y dicen las fuentes, que era una de las festividades más antiguas celebradas en la ciudad.

En el día señalado por la mañana, las mujeres eran honradas por sus esposos, hijos, parientes y amigos, recibiendo numerosos regalos, como flores o incluso joyas entre las familias más adineradas. Sin embargo no era oro todo lo que relucía, ya que debían ser esas mismas mujeres las que sirviesen la comida a todos los miembros de la casa, incluyendo a los esclavos. Por la tarde, todas las mujeres, siempre ciudadanas, iban a unirse al templo de la diosa femenina Iuno Licina, para honrarla y entregarle ofrendas.

LA HERENCIA DE LA CULTURA CLÁSICA

1.     La religión griega.

Los orígenes del mundo.
Los griegos crearon los mitos, unas historias nacidas de la imaginación del hombre que fueron concebidos debido a la necesidad de explicar todos los fenómenos de la vida y entre ellos, el primero de todas las cosas: el origen del mundo. El testimonio más antiguo sobre el origen del cosmos proviene de Homero, quien en su Ilíada presenta a Océano como el generador y padre del todo. Para los griegos antiguos Océano era un gigantesco río que rodeaba la Tierra y que estaba casado con Tetis, la madre primitiva. Juntos formaron el mundo. Sin embargo cómo sucede en todas estas historias, no hay una única leyenda para explicar el origen del mundo y es el otro gran poeta griego, Hesíodo, quien nos explica otra versión del nacimiento del cosmos.
Hesíodo relata en su Teogonía, cómo en un primer momento nació el Caos, luego la Gea, la Tierra. Del Caos en solitario, porque los griegos eran mucho de que las cosas naciesen de un único ser todopoderoso, nacieron las Tinieblas, la Noche y la Luz del día. Y de Gea, también en solitario, nacieron el Cielo, las Montañas y el Ponto. Pero Gea se sentía sola y en vez de unirse al Caos, que era lo esperado, se unió con su hijo el Cielo, Urano, haciendo nacer a unos seres terribles: los Titanes, los Cíclopes y los Hecantoquiros. Y así, el mundo ya estaba formando pero faltaban unos dioses que lo controlasen.
¿Cómo nacieron los dioses?
Los griegos crearon una religión politeísta es decir, veneraban a un gran número de dioses y diosas, cada uno con sus características y sus atributos propios. Pero, ¿cómo habían nacido los primeros dioses?
Habíamos dejado a Urano y Gea como padres de los Titanes, de los Cíclopes y de los Hecantoquiros, unos seres que no eran muy agraciados. Urano odiaba con todas sus fuerzas a sus hijos y tanto era así, que los encerró en las profundidades de su madre la Tierra, para no tener que verlos. Pero claro el amor de una madre es muy grande y Gea, que no soportaba ver encerrados a sus hijos, los libera. Uno de ellos, el titán Crono, buscando venganza, acaba con la vida de su padre cortándole los testículos con una hoz y arrojándolos al mar, naciendo del agua la bella diosa Afrodita.

Crono se convierte ahora en el jefe de todo y decide casarse con su hermana Rea, teniendo un montón de hijos: Hera, Deméter, Hestia, Hades, Poseidón y Zeus. Pero claro Crono, pensando lo que él mismo le había hecho a su padre, decide comerse uno a uno a sus propios hijos para evitar que le quitasen el trono. Pero nuevamente será una madre la que solucione la atrocidad. Cuando nace el último de los hijos, Zeus, y Crono se dispone a darse el festín oportuno, Rea le entrega una piedra en lugar del bebé. Zeus se libra, se hace mayor y decide rescatar a sus hermanos, matar a su padre y convertirse en el nuevo jefe del Olimpo. Y una vez conseguido todo esto, los Dioses Olímpicos ya reinaban en el mundo.

EL IMPERIO ROMANO

4.     La crisis del Imperio romano.
El sueño de Constantino.
El 28 de octubre del año 312 el romano Constantino, que todavía no era el Grande, tuvo un sueño, según cuenta la leyenda: vio en el cielo dos signos, una X y una P, mientras una voz le decía “con este símbolo vencerás”. Cuando se despertó, Constantino grabó una X y una P en sus armas y se fue tan contento a entablar la famosa batalla del punto Milvio contra otro romano, Majencio. Y efectivamente, Constantino ganó.  Así Constantino comenzó una inteligente labor política, siempre muy proclive al cristianismo, que acabó por abrir un hueco al nuevo culto monoteísta y desplazar al olvido a los hasta entonces, populares dioses paganos. Poco tiempo después,  el Imperio romano ya cristiano, daba una patada a la antigua Roma imperial.
Dos hijos, dos Imperios.
Teodosio I el Grande fue el último de los emperadores romanos que tuvo poder sobre todo el Imperio, un territorio amplísimo que iba desde España hasta Asia Menor. El bueno de Teodosio, entre otras medidas, convirtió al cristianismo por fin, en la religión oficial del Imperio romano, condenando a desaparecer a Zeus, Hera, Afrodita y demás dioses. Sin embargo, Teodosio es recordado por haber divido el Imperio tras su muerte en el año 395. Tenía dos hijos Arcadio y Honorio y por no dejar a uno sin territorio, dividió en dos aquel amplio territorio que nunca jamás volvería juntarse. Arcadio gobernó como emperador del Imperio romano de oriente y Honorio como emperador del Imperio romano de occidente





EL IMPERIO ROMANO

3.     El Imperio.

La gens Iulia.
Hoy en día existen apellidos de gran renombre como los Alba o los Borbones, sin embargo en la Antigua Roma pertenecer la gens Iulia era lo más de lo más. La gens Iulia era una de las antiguas familias de patricios de Roma, cuyos miembros se decían descendientes del troyano Ascanio, hijo del mismísimo Eneas, el de la guerra de Troya. Pero no contentos con ser familiares del hijo de Eneas, Julio César, quien pertenecía a este linaje, dijo en el discurso fúnebre que realizo tras la muerte de su tía Julia, que la gens Iulia no provenía de Ascanio, sino de la mismísima Venus, ya que Eneas era según la mitología hijo de la Diosa. Así Venus fue la primera Iulia, a la que seguirían personajes como el ya mencionado Julio César, Augusto, Tiberio o Calígula.
¡Tiberio al Tíber!
Un día antes de los idus de marzo del año 37, es decir el día 16, le llegó la hora de la muerte al segundo emperador de Roma, Tiberio con casi 78 años. Como en Roma casi nadie se moría de muerte natural, a este emperador también le toco acabar sus días de un modo cinematográfico. Aun hoy existen dudas si se murió el solo, si lo asfixio un guardia pretoriano o si lo estranguló Calígula, su sucesor.  Dicen las fuentes que Tiberio gobernó con ecuanimidad, imponiendo la libertad de palabra y de pensamiento, restringiendo los lujos innecesarios y mostrando máximo respeto al Senado. Sin embargo las fuentes también cuentan que la plebe de Roma no le soportaban así que Tiberio decidió abandonar la capital y retirarse a la isla de Capri, un sitio cuanto menos acogedor para vivir. Cuando se conoció en Roma la muerte del emperador el pueblo gritaba ¡Tiberio al Tíber!, porque a los romanos no se sabe el por qué, les encantaba la idea de tirar a los emperadores muertos al río.
El incendio de Roma.

Una calurosa noche de verano cerca del Circo Máximo de Roma se declararon dos grandes incendios. Eran dos incendios más de los que se producían de manera habitual en la Ciudad Imperial, pero en aquella madrugada del 19 de julio del año 64 no hubo quién los parara. ¿Pero quién los provocó? Cuenta el historiador Tácito que fue el propio emperador por aquel entonces, el pintoresco Nerón, quien prendió fuego a Roma. Pero, ¿por qué le interesaba a Nerón arrasar su ciudad? Pues para reconstruirla a su gusto, como así hizo. Dicen las malas lenguas que es cierto que tras la remodelación de Nerón, Roma mejoró mucho, pero sobre todo mejoró la casa del emperador, que mandó construirse una villa de recreo de medio millón de metro cuadrados.

EL IMPERIO ROMANO

2.     La República romana.
SPQR
El término República proviene de la palabra latina res publica, que significa la cosa pública, los asuntos públicos. Esta forma de gobierno, que sustituyó a la monarquía, significa que la política ya no pertenecía al rey sino al pueblo de Roma y a una asamblea que acabó ejerciendo un poder muy fuerte en todos los asuntos de la ciudad: el Senado. Las famosas siglas SPQR significan “el Senado y el pueblo de Roma”, son el lema de la República y parecen grabadas en mil sitios, como en las monedas, en los edificios o en los estandartes, una especie de banderas de carácter militar.



Los Idus de Marzo.
Los Idus más famosos son sin duda los de marzo, aunque en el calendario juliano todos los meses tenían sus idus. En mayo, julio, octubre y marzo eran los días 15, y el resto de los meses los idus caían en el día 13. Fue en los idus de marzo del año 44 a.C. cuando Julio César tuvo el peor de sus días, al ir al Senado y ser asesinado con una puñalada mortal de las 23 que cuentan que le dieron.  Y mira que se le había avisado el sacerdote Espurina días antes: “serás asesinado no más tarde de los idus de marzo”. No es que el sacerdote tuviese grandes poderes, es que toda Roma sabía sobre los complots contra César, aunque Espurina clavase la fecha .Pero, ¿por qué matar a César? Pues por qué tenía demasiado poder acumulado en sus manos: era señor absoluto del Imperio romano, era general de todos los ejércitos, era sumo sacerdote de la religión y lo peor de todo para sus enemigos, era que se había hecho nombrar dictador vitalicio, cuando el sistema político de la República romana solo admitía dictaduras de seis meses en situaciones muy concretas. ¡Ay César si hubieses hecho caso a Espurina!
El culebrón de Actium.

La batalla de Actium en el año 31 a.C., frente a las costas de Grecia, fue una de las luchas más transcendentales de la historia. Junto con la importancia de dos bloques culturales enfrentados, occidente y oriente, Actium fue un cóctel de amor y política que dio inicio al Imperio romano. Pero hay que remontarse unos años para entender porque tuvo lugar Actium. En los idus de Marzo del 44 a.C. muere Julio César y Marco Antonio se cree entonces el heredero legítimo, que al final resulta ser Octavio, el futuro Augusto. Sin embargo Octavio, Lépido y Marco Antonio deciden gobernar juntos hasta que como se veía venir, acaban enfrentados unos con otros. Para más culebrón, Marco Antonio decide repudiar a su mujer, que era la hermana de Octavio, y casarse con la famosa reina de Egipto, Cleopatra. Octavio entonces no aguanta más y declara la guerra a la pareja, cambiando así el rumbo de la historia tras su victoria.  Marco Antonio y Cleopatra mueren con toda teatralidad y Octavio se convertirá en Augusto, dando inicio al Imperio romano.

EL IMPERIO ROMANO

1.     Los orígenes de Roma.

Los gemelos Rómulo y Remo.
Los romanos tenían la costumbre de explicar todo con mitos o leyendas y, no iba a ser menos la fundación de su ciudad. Contaban los romanos que el 21 de Abril del año 753 a.C. se fundó Roma. Fueron dos gemelos Rómulo y Remo, descendiente del troyano Eneas, quienes realizaron el rito que dio origen a la ciudad. Los gemelos no eran  por supuesto dos niños normales. Eran hijos del dios Marte y de una descendiente de Eneas, Rea Silva, quien por no querer hacerse cargo de sus hijos, los abandonó tras su nacimiento en el río Tíber. Los gemelos se salvaron milagrosamente gracias a la ayuda de una loba que los amamantó durante niños y así, cuando se hicieron mayores fundaron una nueva ciudad en la cima del monte Palatino, el lugar donde la loba les había salvado.



Familia no hay más que una.
Cuando Tulio Hostilio, el tercer rey de Roma, le declaró la guerra a la ciudad vecina de Alba Longa se le ocurrió librar la batalla de una manera peculiar: lucharían por cada ciudad unos hermanos trillizos. Los Horacios defenderían Roma y los Curiacios, Alba Longa. El comienzo del duelo fue muy igualado pero, poco a poco, los Curiacios fueron acorralando a los romanos hasta que dieron muerte a dos de ellos. El tercero de los Horacios, el único superviviente, salió huyendo y los tres Curiacios sin dudarlo, lo persiguieron. Pero como los romanos eran muy valientes según su propia tradición, el único Horacio vivo acabó por enfrentarse cuerpo a cuerpo a los tres Curiacios y darles muerte.
 La entrada en Roma del Horacio fue triunfal, pero algo fallaba en este día de celebración…su propia hermana lloraba desconsolada, ya que en secreto, se había prometido con uno de los Curiacios. Cuando su hermano comprendió lo que pasaba, la apuñaló cómo muestra de la deshonra que era para su familia. Pero lo peor es que no fue condenado ya que en el juicio, su padre le defendió como defensor del honor familiar. Ten familia para esto…
Lucrecia
Roma en sus orígenes fue una monarquía en toda regla pero, ¿cómo explican los romanos el paso a una República? Pues bien, fue una mujer la que provocó dicho cambio, según nos cuenta Tito Livio.

Lucrecia era una joven hacendosa, honesta y hermosa que seguía los pasos de lo que en Roma se esperaba de buena mujer. Tanta belleza y honestidad impresionaron al joven Sexto Tarquinio, hijo del Rey Lucio Tarquinio conocido como “el Soberbio”. El joven que no podía frenar los deseos que sentía por Lucrecia, buscó una excusa para acercarse a la joven. Así, le pidió hospitalidad en su casa cuando su esposo se hallaba ausente. Aprovechando la oscuridad de la noche, Sexto Tarquinio se coló en la habitación de Lucrecia y la violó. Al día siguiente Lucrecia llamó a su padre y a su esposo para contarles lo avergonzada que sentía por esta historia y, pidiéndoles venganza contra Sexto Tarquino, se hundió un puñal en el pecho a causa de la deshonra que había causado en su familia. El pueblo de Roma no tardó en reaccionar ante este hecho y se levantó contra los reyes extranjeros, los de origen etrusco, que reinaban en Roma. Así se puso fin según la leyenda, a la monarquía dando inicios la República romana.

LOS PUEBLOS PRERROMANOS

4.     Los íberos.

La Dama de Elche.
Los pueblos íberos fueron capaces de generar toda una serie de esculturas y relieves que nos dan muestra de las altas capacidades artísticas de estos primeros pobladores de España. Entre las actividades mejor conocidas del arte ibérico destacan las esculturas figurativas, las que representan a mujeres, las conocidas como damas. Están realizadas en piedra, estaban pintadas y presentaban a estas mujeres vestidas y peinadas según la moda de la época, con complicados peinados, tocados y joyas.
Entre estas damas destaca la conocida como Dama de Elche, cuya función principal debía ser la de albergar reliquias, objetos sagrados o incluso cenizas como ofrendas a un difunto, ya que en su espalda tiene un característico hueco para colocar cosas. La Dama de Elche se descubrió, claro está, en Elche en el año 1897, y dice la leyenda que fue un chico de 14 años, Manolico para los habitantes de la zona, quien excavando la ladera de La Alcunia, con fines agrícolas, pego con su pico sobre una roca dura que resultó ser la Dama de Elche.

Las mujeres íberas.
Algunos ajuares funerarios parecen mostrar que la mujer ibérica debía tener un estatus social parecido al del hombre. No tenían el poder político ni militar, pero desempeñaban un papel importante en las ceremonias religiosas, en las que podía ejercer como sacerdotisa. También contribuían a la economía doméstica: trabajaba en la casa y se encargaba de la fabricación de cerámica y tejidos, elementos imprescindibles en la vida del poblado.



LOS PUEBLOS PRERROMANOS

3.     La cultura castreña.

Vivir en cabañas.
A partir del siglo VII-VI a.C. se formó en Asturias una cultura muy concreta: la cultura castreña. Estas poblaciones tenían como característica principal el hecho de que vivían en castros, que eran poblados amurallados situados en la cima de una colina, para poder controlar el territorio de posibles ataques enemigos.
Aunque había castros pequeños, otros parecen ser, según los restos arqueológicos, que tenían dimensiones considerables con una cantidad relativamente amplia de cabañas, todas ellas de forma circular con un diámetro de unos 3 a 5 metros y una altura no superior a los 4 metros. Eran espacios bastante pequeños, sin ventanas, con una techumbre de paja que le daba aspecto de cono. Dentro de la cabaña sólo había un único espacio donde se situaba el hogar, o fuego, para calentar y cocinar, los espacios de dormir y, los característicos bancos adosados a la pared, una especie de sillas donde se sentaban los habitantes de cabaña.



El oro de los astures.
Asturias era desde antes de la conquista romana, un territorio muy rico en oro. Así que los astures de la cultura castreña, no desaprovecharon las riquezas que les ofrecía el suelo asturiano.

El trabajo y la explotación del oro en el territorio astur tuvieron su apogeo durante el período prerromano. El oro era, como ahora, un medio de ostentación del poder y de identificación de un determinado sector social, la clase social dirigente, que en la cultura castreña seguramente fueron los militares. Así que la orfebrería astur en aquella época, se desarrolló gracias a la técnicas que se conocían desde la Edad del Bronce, a las que se sumó la aportación de técnicas empleadas en el Sur de la Península, dando lugar a toda una serie de interesante objetos que han llegado hasta nuestros días: torques, diademas, peines, hebillas, fíbulas, etc.

LOS PUEBLOS PRERROMANOS

2.     Los pueblos prerromanos.



Los verracos de piedra.
Quién haya leído el Lazarillo de Tormes, seguro que se acuerda del momento en que el ciego le dice al joven Lázaro que apoye su oreja sobre un toro de piedra para escuchar un ruido dentro de él, mientras el viejo se dispone a arrearle fuerte golpe a Lázaro en la cabeza, utilizando la piedra del animal. Estos verracos, toros de piedra, están en Salamanca pero no son los únicos animales que construyeron los vetones, un pueblo prerromano que habitaba en la Península Ibérica antes de la llegada de los romanos. Otros de los animales de piedra más conocidos son los famosos Toros de Guisando en Ávila, construidos en el siglo II a.C.
Estos toros muestran la importancia que tenía la ganadería para estos pueblos prerromanos, que construían animales en piedra como formas de adoración religiosa, esperando que estos verracos sirviesen como protectores de sus ganados.


La guía de Estrabón.

Mucha de la información que poseemos sobre los pueblos prerromanos, sobre todo de la cornisa cantábrica, la debemos a escritores griegos y romanos que estudiaron las costumbres y las formas de vida de estos pueblos, destacando nombres como Tito Livio o Estrabón. Éste último, que escribió a finales del siglo I a.C., escribió una especie de “guía turística” sobre los territorios que formaban parte del Imperio. Un libro titulado Geografía de 17 volúmenes, de los cuales el tercero está dedicado a Iberia. Estas fuentes nos presentan a los pueblos del Norte como guerreros y de costumbres “poco civilizadas”. Decía Estrabón en su libro III, que estos pueblos no bebían más que agua, dormían en el suelo, llevaban los cabellos largos a modo femenino, comían macho cabrío y en lugar de aceite usaban manteca. Sin embargo, su punto de visto no era nada objetivo, ya que la intención de estos autores era justificar la conquista romana del territorio, exaltando la bondad de Roma frente a los bárbaros pueblos de prerromanos.

LOS PUEBLOS PERROMANOS

1.     La llegada de los colonizadores.

La desaparecida Tartessos.

¿Alguien conoce donde está Tartessos? Pues es imposible saberlo por qué nadie ha podido aún ubicar con total certeza donde se encontraban las desarrolladas ciudades de este reino en la Península Ibérica. Se sitúa más o menos a Tartessos en el triángulo que forman Huelva, Sevilla y Cádiz, con una ocupación del territorio desde el I milenio a.C. Este reino tenía una economía basada en la agricultura, la ganadería y la pesca pero, su gran riqueza procedía de la gran cantidad de oro, plata y estaño que comercializaban con otros pueblos como Cartago. Sin embargo, en el siglo VI a.C., Tartessos desapareció sin dejar rastro, quizás por el agotamiento de sus suministros de oro y plata.


EL MUNDO GRIEGO

4.     La Grecia helenística.

El ojo de Filipo de Macedonia.
Filipo II de Macedonia fue sin duda el gran monarca que comenzó la conquista de las poleis griegas con un potente ejército conocido como la falange, hazaña que finaliza en el año 338 a.C. cuando consigue el dominio sobre toda Grecia. Así, Filipo II y su política abren el camino al gran Imperio que formaría su hijo Alejandro Magno. Pero todas esas victorias no fueron tarea fácil y Filipo sufrió graves secuelas tanto psicológicas como físicas. Heridas en la clavícula, en las piernas y sobre todo la pérdida de su ojo derecho tal y como mencionan casi todas las fuentes clásicas. Filipo sufrió toda una serie de calamidades incluida aquella última que supuestamente, ya que no todos los historiadores están de acuerdo, dio por finaliza su vida: la puñalada letal que le dio Pausanias en el costado y que lo matará en el año 336 a.C durante las grandes fiestas de Egas.

El gusto por el saber de Alejandro.

Cuenta Plutarco, famoso escritor del siglo II, que Filipo, el que solo tenía un ojo, decía que su hijo Alejandro tenía un carácter inflexible y que luchaba contra toda imposición. Era un adolescente que hacía caso omiso a lo que le decían sus padres Filipo y Olimpia. Sin embargo, se conoce que a Alejandro le gustaba aprender y sólo escuchaba los consejos de aquellos que le hacían razonar. Así que Filipo hizo venir a Pela, Macedonia, ciudad donde vivían, al más ilustre y sabio de todos los filósofos griegos, Aristóteles. A partir de entonces Aristóteles se encargaría de educar al futuro Alejandro Magno en la moral, la política y la filosofía griega.