lunes, 9 de junio de 2014

EL MUNDO GRIEGO

2.     Las poleis griegas.

Las poleis, sus jurados populares y la justicia.
Hoy en día estamos cansados de escuchar que la justicia es igual para todos y que a veces los jurados populares son los que deciden la culpabilidad o la inocencia de un acusado. Pero como en tantas otras cosas, fueron los griegos lo que ya habían inventado el jurado popular allá por el siglo V a.C. Cada año se elegía por sorteo un total de 6.000 ciudadanos, entre todos aquellos que se habían inscrito para formar parte de los tribunales de justicia.  Así, cada día durante un año, se distribuían mediante un sorteo, hecho con unas máquinas llamadas cleroterias, los ciudadanos que formaban parte de cada jurado popular. Cada tribunal debía contar con no menos de 201 miembros que, en algunos casos relevantes podían llegar hasta los 2001, siendo siempre un número impar para evitar los empates. Además, el hecho de formar parte de un jurado estaba remunerado económicamente pero era una cantidad tan pequeña que los únicos voluntarios que se inscribían en la antigua Grecia para integrar las listas eran indigentes, enfermos que no podían trabajar, ancianos sin recursos…
  Pero la justicia en Grecia tampoco era tan justicia ya que, las defensas de los procesados corrían a cargo de ellos mismos y los tribunales no se basaban en las pruebas y en la verdad para condenar, sino en el arte y la gracia que tuviese cada uno a la hora de pronunciar sus discursos de defensa e influir en la opinión del jurado. Como no todos los griegos tenían esa gracia que les permitiese librarse de una condena, cobraron especial importancia los logógrafos, quienes por un módico precio te escribían un discurso y te daban las pautas teatrales para convencer al jurado de tu inocencia.

Solón de Atenas y su ley del membrillo.
Solón de Atenas pasó a la Historia por haber introducido numerosas reformas en el gobierno de Atenas que facilitaron la instauración de la democracia. Suyas fueron leyes tan importantes como el aumento del poder de decisión de la Asamblea, la aceptación en cargos políticos de los miembros más bajos de las clases sociales atenienses, además de prohibir que las personas con deudas fueran vendidas como esclavos. Lo que poca gente conoce es que Solón, también impulsó medidas tan curiosas como la obligación de que una joven novia, tras la boda, tuviese que acostarse con su novio en la cama y comer juntos membrillo. Resulta cuanto menos sorprendente la alusión a la ingesta de membrillo, pero en la antigua Grecia el membrillo era un producto que, según ellos, favorecía la sexualidad y la fertilidad de las parejas.

Los Juegos Olímpicos y Kallipateira.

En la antigua Esparta, las mujeres se entrenaban y competían entre sí en diferentes ejercicios físicos. Sin embargo en Atenas, la vida de las mujeres libres se desarrollaba dentro del “gineceo”, el ámbito del hogar destinado a las mujeres. Cuentan algunos historiadores griegos que las mujeres que se acercaban a Olimpia durante los Juegos Olímpicos, corrían el riesgo de ser castigadas con la pena de muerte, sin embargo Kallipatiera estaba decidida a ver a su hijo competir dentro del recinto deportivo de los juegos. Así  esta  mujer  se  disfrazó  de  hombre  y se  hizo  pasar  por  el  entrenador  de  su  hijo,  aunque  fue descubierta y sometida a juicio. En consideración a su familia, no fue ejecutada pero para evitar otra situación semejante,   los responsables de Olimpia, según Pausanias (historiador griego del siglo II), “redactaron una ley por la que, en el futuro, los entrenadores debían desnudarse antes de acceder a las competiciones”. Parece un hecho increíble, pero debemos mencionar que hasta 1900, fecha en la que se celebraron los segundos Juegos Olímpicos de la era moderna en París, ninguna mujer pudo competir por la medalla de oro.

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