lunes, 9 de junio de 2014

LA HERENCIA DE LA CULTURA CLÁSICA

4.     El arte romano.
Un templo para todos los Dioses.
Los romanos fueron grandes arquitectos que supieron como nadie adoptar la tradición griega y etrusca y emplearla con sus propias invenciones arquitectónicas. Los romanos fueron por ejemplo, los inventores de la cúpula y la utilizaron para cubrir una de los templos más impresionantes del mundo antiguo: el Panteón.
El Panteón de Roma era un templo que no estaba dedicado a un solo dios, sino a todos, ya que panteón es una palabra de origen griego que significa eso: “templo a todos los dioses”. Fue un edifico construido en época del emperador Adriano en el año 128 y servía principalmente para albergar a todos aquellos romanos que quisiesen venerar a todos los dioses olímpicos. Sin embargo, lo que no todo el mundo sabe es que antes de este nuevo Panteón, existía otro más antiguo del año 27 a.C. Fue el cónsul Agripa quien ordenaría construir un templo a todos los dioses, pero como sucede muchas veces en la Historia, este templo se destruyó, no se sabe muy bien por qué.
Del antiguo templo de Agripa aún se conserva una inscripción que Adriano ordenó colocar en el friso de la fachada principal del actual Panteón.



La estatua ecuestre de Marco Aurelio.
El arte romano, como sucedía con la religión, está muy influenciado por el arte griego. Sin embargo, una de las innovaciones que crearon los romanos fue el estudio de las facciones del rostro humano, del retrato. Los retratos romanos eran bastante realistas, mostraban cómo era realmente una persona, en contraposición al idealismo griego donde todos eran guapos y perfectos.
 La escultura de retrato romana alcanzó su máximo apogeo durante la época del Imperio, con las estatuas ecuestres. Todos los grandes emperadores querían tener su retrato sobre un caballo, mostrando lo valiente y victoriosos que eran en los campos de batalla. Pero cuando la Edad Antigua se acabó y la Edad Media y el cristianismo llegaron, se puso muy de moda acabar con todos aquellos símbolos de la religión pagana. Entre ellos claro está, las estatuas ecuestres de los emperadores romanos. Pero la estatua de Marco Aurelio fue una de las pocas estatuas romanas que permaneció intacta y a la vista de todos los romanos. ¿Por qué? Pues nuevamente por un error de interpretación.
Se creyó que se trataba de la estatua ecuestre del emperador Constantino muy respetuoso con la fe cristiana tanto que, acabó convirtiéndose al cristianismo en su lecho de muerte.  Así que la estatua de Marco Aurelio, se colocó en el Palacio de Letrán en Roma y, en 1538 fue trasladada a la Plaza Capitolina, en la Colina Capitolina, durante el rediseño de la colina realizado por el gran artista Miguel Ángel.


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