3. La cultura castreña.
Vivir en
cabañas.
A partir del
siglo VII-VI a.C. se formó en Asturias una cultura muy concreta: la cultura
castreña. Estas poblaciones tenían como característica principal el hecho de
que vivían en castros, que eran poblados amurallados situados en la cima de una
colina, para poder controlar el territorio de posibles ataques enemigos.
Aunque había
castros pequeños, otros parecen ser, según los restos arqueológicos, que tenían
dimensiones considerables con una cantidad relativamente amplia de cabañas,
todas ellas de forma circular con un diámetro de unos 3 a 5 metros y una altura
no superior a los 4 metros. Eran espacios bastante pequeños, sin ventanas, con
una techumbre de paja que le daba aspecto de cono. Dentro de la cabaña sólo
había un único espacio donde se situaba el hogar, o fuego, para calentar y
cocinar, los espacios de dormir y, los característicos bancos adosados a la
pared, una especie de sillas donde se sentaban los habitantes de cabaña.
El
oro de los astures.
Asturias era
desde antes de la conquista romana, un territorio muy rico en oro. Así que los
astures de la cultura castreña, no desaprovecharon las riquezas que les ofrecía
el suelo asturiano.
El trabajo y la
explotación del oro en el territorio astur tuvieron su apogeo durante el
período prerromano. El oro era, como ahora, un medio de ostentación del poder y
de identificación de un determinado sector social, la clase social dirigente,
que en la cultura castreña seguramente fueron los militares. Así que la
orfebrería astur en aquella época, se desarrolló gracias a la técnicas que se
conocían desde la Edad del Bronce, a las que se sumó la aportación de técnicas
empleadas en el Sur de la Península, dando lugar a toda una serie de
interesante objetos que han llegado hasta nuestros días: torques, diademas,
peines, hebillas, fíbulas, etc.
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