4. La Grecia helenística.
El
ojo de Filipo de Macedonia.
Filipo II de
Macedonia fue sin duda el gran monarca que comenzó la conquista de las poleis griegas con un potente ejército
conocido como la falange, hazaña que finaliza en el año 338 a.C. cuando
consigue el dominio sobre toda Grecia. Así, Filipo II y su política abren el
camino al gran Imperio que formaría su hijo Alejandro Magno. Pero todas esas
victorias no fueron tarea fácil y Filipo sufrió graves secuelas tanto
psicológicas como físicas. Heridas en la clavícula, en las piernas y sobre todo
la pérdida de su ojo derecho tal y como mencionan casi todas las fuentes
clásicas. Filipo sufrió toda una serie de calamidades incluida aquella última
que supuestamente, ya que no todos los historiadores están de acuerdo, dio por
finaliza su vida: la puñalada letal que le dio Pausanias en el costado y que lo
matará en el año 336 a.C durante las grandes fiestas de Egas.
El
gusto por el saber de Alejandro.
Cuenta
Plutarco, famoso escritor del siglo II, que Filipo, el que solo tenía un ojo,
decía que su hijo Alejandro tenía un carácter inflexible y que luchaba contra
toda imposición. Era un adolescente que hacía caso omiso a lo que le decían sus
padres Filipo y Olimpia. Sin embargo, se conoce que a Alejandro le gustaba
aprender y sólo escuchaba los consejos de aquellos que le hacían razonar. Así
que Filipo hizo venir a Pela, Macedonia, ciudad donde vivían, al más ilustre y
sabio de todos los filósofos griegos, Aristóteles. A partir de entonces
Aristóteles se encargaría de educar al futuro Alejandro Magno en la moral, la
política y la filosofía griega.
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