lunes, 9 de junio de 2014

LA HISPANIA ROMANA

1.     La conquista del territorio.



La resistencia arévaca de Numancia.
Desde el año 153 a.C. los romanos intentaron, en su proceso de conquista, tomar Numancia, pero los arévacos los rechazaban una y otra vez.  Así, los romanos volvían a su madre patria ridiculizados por unos “salvajes” que luchaban con uñas y dientes. Pero el que se llevó la peor parte sin dudas, fue cónsul Hostilio Mancino.
En el 137 a.C. ordenó, como todos los generales hasta entonces asediar la ciudad pero, ante la imposibilidad de tomarla y a las noticias de que llegaban tropas de otros pueblos celtíberos a la ayuda, Hostilio Mancino tuvo que retirarse. Los numantinos, crecidos, salieron tras los romanos y los derrotaron. Hartos de tanta lucha y de tanta sangre ofrecieron a Hostilio Mancino un tratado de paz que el cónsul, lógicamente, aceptó, principalmente por el deseo de salvar su vida. Pero el tratado para tener validez tenía que ser ratificado por el Senado romano y para allí se fue el bueno de Hostilio Mancino. El Senado, como era previsto, se indignó con semejante tratado de paz y obligó al cónsul, a modo de castigo, a presentarse desnudo ante las puertas de Numancia y permanecer de esa guisa durante un día. Dicen las fuentes que en pelotas estuvo durante varias horas a la vista de todos los numantinos, que acabaron por compadecerse de él…
Astures y cántabros, pueblos guerreros.

En el año 27 a.C., Augusto se trasladó a Hispania para dirigir personalmente las operaciones militares contras los pueblos del Norte de la Península. Tras superar grandes dificultades, como letales epidemias de enfermedades, regresó a su tranquila Roma pensando que el territorio del noroeste peninsular estaba ya pacificado en favor de los intereses romanos. Sin embargo, los astures y cántabros eran pueblos muy guerreros que no se dejaron dominar así como así por los recién llegados de Italia. Así que Augusto, que le debía apetecer más bien poco volver a Hispania, envió a su yerno el general Agripa, para ver si él conseguía doblegar a los pueblos cántabros y astures, utilizando esta vez brutales métodos para anexionar el territorio al Imperio. Uno se conseguiría hasta el año 19 a.C.

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