lunes, 9 de junio de 2014

LA HISPANIA ROMANA

4.     El legado romano en Hispania.

Emérita Augusta y el teatro.
Junto a los Juegos Olímpicos, el teatro es casi la única afición pública de la Antigüedad que nos ha llegado casi del mismo modo hasta nuestros días. Roma, desde que conquistó Grecia y asimiló como suyo el extraordinario legado cultural de ésta, comenzó a valorar el teatro como una de liberarse temporalmente del penoso día a día, de distraerse con las rocambolescas historias que les contaban los actores, una de las profesiones más denigrantes de la época.
En los primeros años de Roma, las representaciones teatrales eran eventuales, enmarcadas dentro de alguna festividad u homenaje sin tener edificios propios, teatros. Pero cuando la popularidad del teatro creció, se construyeron impresionantes recintos para albergar las representaciones, siguiendo el modelo de los teatros griegos. Se llegaron a construir imponentes edificios fuera de Italia, en las provincias, destacando el construido en la ciudad de Emérita Augusta, Mérida, que hoy en día aun conservamos. Se trata de un espacio semicircular en la loma de una colina, que acogía a más de 6.000 espectadores y que hoy en día sigue acogiendo público en el famoso Festival Internacional de Teatro Clásico de Mérida.

Aún hoy, hablamos latín.
Es sabido que el latín es la madre de las lenguas de muchos países europeos como España, Francia, Italia o Rumanía. Pero una cosa es que la parte más grande de nuestro vocabulario actual, el que usamos día a día, sea una adaptación del latín con modificaciones y otra cosa muy diferente, es que algunas palabras castellanas sean absolutamente idénticas al latín original. Son palabras o expresiones que tenemos tan interiorizadas que si no piensas en ello, seguramente no te des cuenta.
Cuando hablamos del corpus de leyes de la tan nombrada últimamente, Constitución española, hablamos latín, porque en esta lengua corpus, significa “cuerpo”.  Y también hablamos latín cuando nos referimos a un plus de lo que sea, de sueldo, de deberes, de esfuerzo, porque el plus latino quiere decir  algo “más”. Pero incluso expresiones como alea iacta est, “la suerte está echada”, aquella célebre frase que Julio César dijo al cruzar el Rubicón, o el  a grosso modo, algo así como de “manera general”, son expresiones en un latín tan perfecto que nos entendería el mismísimo Augusto.


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