4. El legado romano en Hispania.
Emérita
Augusta y el teatro.
Junto
a los Juegos Olímpicos, el teatro es casi la única afición pública de la
Antigüedad que nos ha llegado casi del mismo modo hasta nuestros días. Roma,
desde que conquistó Grecia y asimiló como suyo el extraordinario legado
cultural de ésta, comenzó a valorar el teatro como una de liberarse
temporalmente del penoso día a día, de distraerse con las rocambolescas
historias que les contaban los actores, una de las profesiones más denigrantes
de la época.
En
los primeros años de Roma, las representaciones teatrales eran eventuales,
enmarcadas dentro de alguna festividad u homenaje sin tener edificios propios,
teatros. Pero cuando la popularidad del teatro creció, se construyeron
impresionantes recintos para albergar las representaciones, siguiendo el modelo
de los teatros griegos. Se llegaron a construir imponentes edificios fuera de
Italia, en las provincias, destacando el construido en la ciudad de Emérita
Augusta, Mérida, que hoy en día aun conservamos. Se trata de un espacio
semicircular en la loma de una colina, que acogía a más de 6.000 espectadores y
que hoy en día sigue acogiendo público en el famoso Festival Internacional de
Teatro Clásico de Mérida.
Aún
hoy, hablamos latín.
Es
sabido que el latín es la madre de las lenguas de muchos países europeos como
España, Francia, Italia o Rumanía. Pero una cosa es que la parte más grande de
nuestro vocabulario actual, el que usamos día a día, sea una adaptación del
latín con modificaciones y otra cosa muy diferente, es que algunas palabras
castellanas sean absolutamente idénticas al latín original. Son palabras o
expresiones que tenemos tan interiorizadas que si no piensas en ello,
seguramente no te des cuenta.
Cuando
hablamos del corpus de leyes de la
tan nombrada últimamente, Constitución española, hablamos latín, porque en esta
lengua corpus, significa
“cuerpo”. Y también hablamos latín
cuando nos referimos a un plus de lo
que sea, de sueldo, de deberes, de esfuerzo, porque el plus latino quiere decir
algo “más”. Pero incluso expresiones como alea iacta est, “la suerte está echada”, aquella célebre frase que
Julio César dijo al cruzar el Rubicón, o el
a grosso modo, algo así como
de “manera general”, son expresiones en un latín tan perfecto que nos
entendería el mismísimo Augusto.
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