lunes, 9 de junio de 2014

MESOPOTAMIA Y EGIPTO

3.     Egipto: la civilización del Nilo y de los Faraones.
“Casa Grande”.
El término Faraón designa en la actualidad, al monarca que reinaba en el Antiguo Egipto pero, para los egipcios significaba otra cosa ligeramente diferente. Faraón deriva del término egipcio Per-aa, que quiere decir “casa grande”. Es decir, para los egipcios el término faraón designaba a la residencia real, al palacio, a la “casa grande”. Sin embargo, cuando los griegos llegaron a este territorio exótico del norte de África, creyeron que el término Per-aa servía para nombrar a los reyes, no a sus casas, cambiando para siempre el significado de la palabra faraón. Entonces, ¿cómo llamaban los antiguos egipcios a sus monarcas? Pues nesu (rey) o hemef (majestad) aunque finalmente la moderna palabra griega, se impuso en todo Egipto ya que se conoce que Amenhotep III ya se hacía llamar faraón.

Alemania roba a Nefertiti.
Si lo museos del mundo tuvieran que devolver lo que no es suyo, adiós museos. Londres, París, Berlín, llenan sus vitrinas con piezas traídas de otros país algunas de forma legal, otras arrebatadas con triquiñuelas. Y fue a través del engaño, como Alemania consiguió hacerse con la escultura de la más bella de todas las reinas consortes de Egipto: Nefertiti. El 20 de enero de 1913, una expedición alemana robó el busto de la reina haciendo creer a los egipcios que era una vulgar escultura de yeso, de una princesa vulgar.

En 1913 los arqueólogos alemanes excavaban Tell el-Amarna, el lugar que escondía la antigua ciudad de Ajenatón, fundada por el faraón Akenatón, el marido de Nefertiti. La expedición halló bajo la arena una serie de esculturas, y según el pacto que tenían con Egipto a la hora de repartirse el botín, la mitad se quedaba en El Cairo y la otra mitad se iba a Alemania. Entre las esculturas se había hallado un busto con una corona azul, símbolo del faraón, y los alemanes jugando al despiste, catalogaron la pieza como una obra sin valor que representaba a una mujer cualquiera. Los egipcios se lo creyeron y aceptaron que el busto de Nefertiti se convirtiera en propiedad Alemana y volará al museo de Berlín y, aunque los egipcios protestan una y otra vez con que su reina vuelva a El Cairo, Nefertiti desde entonces nunca jamás salió de Alemania.


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